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lunes, 7 de noviembre de 2011

El crimen de la guerra

La guerra "Es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente...", la guerra. De eso hablamos hoy. El escritor Eduardo Galeano estuvo encargado del discurso de inauguración de las jornadas de "Chile Crea", en Santiago de Chile, a mediados de 1988. En esa ocasión comenzó diciendo:
"Nosotros decimos no a un sistema que pone precio a las cosas y a la gente, donde el que más tiene es el que más vale, y decimos no a un mundo que destina a las armas de guerra dos millones de dólares cada minuto mientras cada minuto mata treinta niños por hambre o por enfermedad curable. La bomba de neutrones, que salva a las cosas y aniquila a la gente, es un perfecto símbolo de nuestro tiempo. Para el asesino sistema que convierte en objetivos militares a las estrellas de la noche, el ser humano no es más que un factor de producción y de consumo y un objeto de uso; y el planeta entero una fuente de renta que debe rendir hasta la última gota de su jugo. Así, se multiplican las armas que custodian la riqueza, riqueza de poquitos, y que mantienen a raya la pobreza de todos los demás."


"NAUMAQUIAS Y PANTOMIMAS

Al principio los hombres nos imitaban. Los antiguos romanos, sobre todo, llegaron a obtener cierto grado de perfección. En las pantomimas circenses los actores eran por lo general criminales condenados a muerte. Salían a la arena con túnicas bordadas en oro y mantos de púrpura. De pronto, los vestidos se incendiaban y los delincuentes morían quemados. El populacho llamaba a estas prendas, la túnica molesta. También se los embadurnaba de resina y de pez: al arder se convertían en antorchas humanas que iluminaban la noche. A veces las pantomimas recreaban con autenticidad hechos históricos, o mitos más o menos trágicos, como la castración de Atis.
Pero los combates de tropas y sobre todo las naumaquias, simulacros de batallas navales, eran mucho más sangrientos, por la cantidad de participantes. La más importante de las naumaquias fue, sin duda, la que organizó el emperador Claudio en el año 52. En un enorme lago artificial donde se enfrentaron la falsa flotilla de Sicilia contra la de Rodas, diecinueve mil hombres combatieron a muerte.
Entre nosotros, no hubo un espectáculo popular tan exitoso como el de la Segunda Guerra Mundial, por su duración y por la cantidad de personas involucradas. Sin embargo cuando terminó, se alzaron algunas voces de condena. Habían muerto cincuenta y cinco millones de seres humanos, que no se reproducen con facilidad. Desde entonces, y sobre todo a partir del desarrollo de las armas nucleares (¡tienen una maravillosa inventiva!) se prefieren enfrentamientos limitados, como Vietnam, las guerras tribales del Africa, los Balcanes, Iraq, en fin, situaciones acotadas que nos permitan disfrutar del espectáculo y promover las apuestas sin poner en verdadero riesgo a esta entretenida y belicosa especie.-

                                                        Ana María Shua

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO

Fue durante la guerra que el sargento interrogaba a su madre y su hermana, el capitán se llevó al niño, de una mano, a la otra pieza...
-¿Dónde está tu padre?- preguntó
-Está en el cielo- susurro él
-¿Cómo? ¿Ha muerto?- preguntó asombrado el capitán.
-No- dijo el niño- Todas las noches baja del cielo a comer con nosotros. El capitán alzó la vista y descubrió la puertecilla que daba al entretecho.-

              José Leandro Urbina

EL COMBATE

Fue en la guerra de los Mil Días. Raúl Sánchez, con una bala en el estómago, caminó durante tres días y tres noches. Se arrastró por montes y selvas hasta llegar a Buga. Entró a su casa, besó a su madre, a sus hermanas y se desmayó. A los dos días despertó. Vio a sus compañeros de guerra y preguntó por su madre y sus hermanas. Nadie le respondió. Preguntó por qué estaba allí en el campo de batalla. Le respondieron la verdad: iba a morir. Le dieron un calmante y volvió a dormir. Al despertar se encontró en su casa. Preguntó por sus compañeros. "Cuando ibas a partir a la guerra caíste enfermo", le dijo su madre. Raúl cerró los ojos y murió.-

                                                      Harold Kremer



Imágenes: pintura de Francisco de Goya "Los fusilamientos del 3 de mayo" y de Pablo Picasso "Matanza en Corea", inspirado en el célebre cuadro de Goya.

quiquedelucio@gmail.com
Twitter:@quiquedelucio

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