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jueves, 16 de abril de 2020

La Roca

Décimo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 8.000 escritores, respetando el derecho de autor.










Publicación N° 2.612-



                                                                                                                             Enriqueta Ochoa

Poetisa de México, nació en Torreón, Coahuila, el  de mayo de 1928 y falleció en diciembre de 2008. Desde muy joven se dedicó a la poesía y su primer libro, "La urgencia de un Dios" (1950), la convirtió, en una poeta con estilo definido y firme. Ejerció el periodismo y la docencia en diversas universidades nacionales e internacionales. Ha formado a gran cantidad de poetas. Ejerció como profesora en  la UV, UNAM, UAEM, y la Normal Superior del Estado de México. También fue coordinadora de talleres literarios en Aguascalientes, Torreón, Tlaxcala y la Ciudad de México. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán y japonés. Le fue otorgada la Medalla de Plata Bellas Artes 2008.


                                                                                              "La eternidad mece, ondula,
                                                                                               abre de par en par su túnica de viento;
                                                                                               en el espacio de su cuerpo esplende
                                                                                               una constelación de luz acumulada"












LA ROCA

Sobre la más alta roca del amor
he llorado esta noche,
porque soy,
porque los hombres somos
aherrojado flautín
mirada ciega,
potencia de una luz encanecida
que podría cantar, contar,

hilar la rama de los siglos.
Porque los hombres somos
la gran mirada que quedó oculta,
grávida como el embrión.
Hay que saber crecer calladamente.
Pero revientan ya los brotes.
Hay un rumor secreto de azúcar fermentando,
una dilatación.
Un vencimiento,
un estallido de todas las suturas del espacio.
Échanos a la hoguera
en la revuelta de esta hora sombría:
la yesca de nuestros labios arderá,
y acaso alguna chispa salte como astro
alumbrando la noche.-



SIN TI, NO

Sin ti, no.
Sin ti, ni un paso más.
Ni pasado, ni al olvido, ni al futuro.
Sin ti sólo el grito con lágrimas,
agazapado, trizándose la lengua,
esperando el minuto distraído
en que me saltaré las sienes
una tarde de otoño;
en una tarde de otoño;
en una de esas fugas del misterio
en que alguien se descuida, sin quererlo.-



RETORNO DE ELECTRA

Para poderte hablar
así, de frente
tuve que echarme toda una vida
a llorar sobre tus huesos.
Tuve que desandar lo caminado
desnudando la piel de mi conciencia.
Para poderte hablar
tuve que volver a llenarme de aire
los pulmones.
Y cuidar que no se me encogieran las palabras,
el corazón, los ojos,
porque aún se me deshacen de gua
si te nombro.
Con tu muerte se quebrantaron todos
los cimientos.
No me atreví a buscar
porque no habría
un roble con tu sombra y tu medida
que me cubriera de la llaga
de sol en mi verano.
Uní la sangre que me diste a otra sangre.
Malherida,
borré la sombra del sexo entre los hombres
y me quedé vacía, a la intemperie.
Y no pude decir
hasta que se hizo carne de mi carne el amor
lo que era hallar la propia sombra,
entegándose.
Después quise ubicarte en mí, te pesé,
te ultrajé, te lloré,
medí tus actos,
di vuelta atrás,
y volvía a caminar lo desandado.

Por eso puedo hablarte ahora, así,
porque entendí tu medida de gigante.-





                                                                                                     Enriqueta Ochoa



Imágenes: Pinturas del artista chino An He.





quiquedelucio@gmail.com

Blog auspiciado por Canadian Cultural Center of Montreal.




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