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miércoles, 15 de agosto de 2018

De vuelta

Octavo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de tu propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 3.000 escritores, respetando el derecho de autor.






Publicación N° 2.126-


                                                                                                                                   Carmen Rubio

Poeta española, nacida en Granada en 1958. Reside en Madrid. Es miembro de la Asociación Prometeo de Poesía, grupo del octógono. Ha publicado, entre otros, los poemarios: "Rumores" (1992), "En el bosque del sueño" (1992), "Los bosques de la luna" (1994), "Desván de la memoria" (1997), "Rumor de la tierra" (1998), "Moyra se asoma al mar" (1998), "Jardín con interior y otras penumbras" (1998), "Galería para cobijarse de la lluvia" (2000), "El tiempo detenido" (2003), "Equipaje de vuelta", etc. Obtuvo el Premio Ciudad de Benicarló 1993, el Premio Antonio Machado (1994), El Provincia de Guadalajara "J.A. Ochaíta" (1996), "Juan Alcalde" (2003), "Tardor" (2005), etc.



                                                                                             "Un fósforo encendido delante de tu rostro
                                                                                               te recuerda que has vuelto.
                                                                                               Intentas retener lo que te trajo el viento
                                                                                               un aroma de agua o ropa puesta al sol" 












DE VUELTA

A veces, la memoria lo devolvía al verano,
a aquella luz exacta de los días sin fecha.
Recordaba el olor
del cuarto que asistiera al primer fuego,
a la silente voz de las miradas,
cuando los sobresaltos tras la puerta sin llave,
desbocaban el pulso, e imprudentes,
se dejaban mirar por los espejos.

Entonces, parecía
que no iban a acabar los ojos del asombro.-


***

Contra tu nuca,
el aire de las cartas.
La noche, sin pudor,
juega a canicas
con tus ojos de tigre desdentado.-


***

Vienes de las aceras, de un murmullo
de pies y de deseos
que arrastran a su esclavo.

Cada noche, escapa un poco más
el sueño de tu alcoba.
Oyes crujir la puerta, los cerrojos.
Te miras al espejo y ya no sabes
coincidir con aquel que poseía
el don de la presencia.

Calle arriba, el asfalto
te perdió sin apunte.-



SEDUCCIÓN DE LA ESPUMA

Y me llega de ti, por las caderas
-seducción de la espuma-
ese dulce temblor que al costado se ovilla.

Vas mojando mi falda en tus abrazos
transcurridos de peces,
cuerpo inerme, sin llama,
con tu urgencia de gotas,
hilvanando grilletes de herrumbre entre mis dedos
mientras yo me entretejo en tus corales,
lenta, como el olvido.

Bebiéndome la boca en un sorbo de sal,
reclamándome todo,
me violentas el sueño,
me desnudas, me lames -tan confusa esta piel
de valle no pisado-
y siento un desangrarme de dulzor en tu vientre.

Mas tú tan sólo eres
agua, vaivén de estrellas, imposible caricia,
cuerpo total de amor
que al tacto se deshace,
que me repta la piel y me tensa los senos,
que me inunda de espuma
el labio y la garganta,
mi latido total.

Consentido de mí,
me pronuncias despacio
como gustando el feudo antiguo de mi nombre.
Y ya soy parte tuya,
isla en gran desamparo que besan tus alisisos,
donde la soledad y distancia desposan
al pez insobornable.

El ámbito se puebla de reflejos
metálicos y fríos.
Un aire desigual me transita los huesos.
Tú, tan voluptuoso,
casi, casi salobre,
me recubres de liquen, me penetras.-


***

A veces es preciso
escapar del encierro, someterse
ala ora del gozo,
cuando la luz se sienta y nos contempla,
invadiendo el espacio del ojo que desnuda;
esperar que el declive perfecto de su espalda
de andrógino se curve
y dejarse caer, ser arrastrado
pasto de su deseo.-


***

Los reflejos nocturnos, los olores,
las últimas esquinas. Me mirabas.
Arrastraba el deseo
aquel lento verano de la costa.
Se nos pasó la noche en recorrer
el paisaje feraz de nuestros ojos.

Ya nunca más volvimos
a asistir al milagro.-






                                                                                                                                     Carmen Rubio





Imágenes: Pinturas de Loui Jover (contemporáneo)






quiquedelucio@gmail.com

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