Octavo año de una antojadiza antología de la poesía de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a más de 3.000 escritores, respetando el derecho de autor.
Publicación N° 2.088-
Ana Vega
Poeta y narradora española, nacida en Oviedo, Asturias, en 1977. Colabora en los periódicos La Nueva España y Oviedo Diario y en revistas como "Clarín". En 2008 obtuvo el accésit del XXVI Premio Nacional de Poesía "Hernán Esquío", y en el 2011 fue reconocida con el Premio de la Crítica de las Letras Asturianas. Ha sido incluida en varias antologías, como: "La manera de recogerse el pelo" (2009) coordinada por David González, y en el estudio Poetas Asturianos para el Siglo XXI (2009) de Carlos Ardavin. Es coordinadora de cursos y talleres de creación literaria. Ha publicado, entre otros, "El cuaderno griego" (2008), "Breve testimono de una mirada" (2009), "La edad de los lagartos" (2011), "Herrumbre" (2012), "Al xeito del tambor" (2013), "Realidad paralela" (2011), etc.
"Si me rescatas del frío,
prometo abandonar
el invierno
para siempre."
BAJARME DE LA CRUZ
Bajarme de la cruz
arrancar los clavos,
lamer la sangre
con la lengua
y enfrentarme
a la mujer que soy,
pese a todo,
pese a todos,
tiene un precio
demasiado alto.
Algunas
permanecen
clavadas
de por vida.-
CADA VEZ QUE HAGO
Cada vez que hago
el leve intento
de golpear mi mano
contra ese muro
que sólo yo veo,
cada vez que me niego,
entonces, realmente,
me siento sola.
No se puede luchar,
ni esquivar los golpes,
la soledad
es atravesar ya el muro
pero hacia adentro.-
NUNCA
Hay ojos
que me miran
sin verme,
y manos
que aún
expertas
en adiestramientos
ajenos,
infinitos, quizás,
nunca hallarán
el punto exacto
en que mi geometría
alcanza
la curvatura perfecta,
cuando pierdo entonces
la conciencia
pues sólo de ese modo
mis piernas
alcanzan
la postura
impronunciable
del viento,
y mi espalda
se arquea
y mis manos
buscan
bajo
la niebla
de la respiración
de al lado
un apoyo
donde esconder,
proteger,
aquello
que no tiene nombre:
el presente paralizado
entre dos cuerpos.
La bendita cercanía
vencida por un beso.
Y aún así
hay manos
que desconocerán
siempre
el plegue
más íntimo
donde
mi cuerpo
se convierte
en una boca hambrienta
y tu cuerpo
en sed infinita.
Hay manos
que nunca,
ojos que
nunca,
nombres que
nunca
sabrán
nunca
jamás
nunca
nada
de mí.-
AUSENCIA DE FE
Perdí la fe.
Me quedé
atrapada
en la red
que teje
la araña
del desconcierto.
La incredulidad
certera
de quien
ha visto
demasiado.
Algo incurable.-
***
Al final
del cuento
la paz
llega a los ojos
del indómito
con la facilidad
con la que el cielo
abre sus puertas
tras la tormenta.
Benditos sean
aquellos
que han logrado
sobrevivir
al desierto.-
Ana Vega
Imágenes: Pinturas de Brian Kershinik. (contemporáneo)
quiquedelucio@gmail.com
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