(Capriasca, Suiza, 1892-Mar del Plata, Argentina, 1938)
"Te ando buscando, amor que nunca llegas,
te ando buscando, amor que te mezquinas,
me aguzo por saber si me adivinas,
me doblo por saber si te me entregas"
DOS PALABRAS poesía de Alfonsina Storni
Esta noche al oído me has dicho dos palabras
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces
que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello
y no intento
moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo -¡oh, qué bella, la vida!-
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos
sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.-
DULCE Y SOMBRÍO
Dónde estarás ahora? Eras tan dulce, niño
de los cabellos rubios y los ojos de acero...
Niño que a pesar mío fuiste mi prisionero,
¡Oh, mi pálido niño!
Tan humilde era el beso que besaba mis plantas,
con tan honda delicia, con tan límpida queja,
que a medida que el tiempo va pasando y se aleja
lo desean mis plantas.
Te quedabas callado en las tardes de oro
cuando un libro en las manos me ponía tristeza,
y luego en mis rodillas caía tu cabeza
como un copo de oro.
Entonces de tu alma ascendían perfumes
hasta el alma cansada que agobiaba mi pecho...
¡Oh, tu alma...tan fresca como rama de helecho!
Ascendía en perfumes.
Niño que yo adoraba...Oh tus lágrimas blancas
que regaban copiosas la palabra imposible,
fui tu hermana discreta, niño triste y sensible
de las lágrimas blancas.
Como a tí no amé a nadie, niño dulce y sombrío
que lloraste en mis brazos mi desvío prudente.
Te amará mi recuerdo inacabablemente,
niño dulce y sombrío.
Vamos hacia los árboles...El sueño
se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
nos será blanda, la tristeza leve.
Vamos hacia los árboles, el alma
adormecida de perfume agreste,
pero calla, no hables, sé piadoso;
no despiertes a los pájaros que duermen.-
EL CLAMOR
Alguna vez, andando por la vida,
por piedad, por amor,
como se da una fuente, sin reservas,
yo di mi corazón.
Y dije al que pasaba, sin malicia,
y quizá con fervor:
-Obedezco a la ley que nos gobierna:
He dado el corazón.
Y tan pronto lo dije, como un eco
ya se corrió la voz
-Ved la mala mujer esa que pasa:
Ha dado el corazón.
De boca en boca, sobre los tejados,
rodaba ese clamor:
-¡Echadle piedras, eh, sobre la cara;
ha dado el corazón!
Ya está sangrando, sí, la cara mía,
pero no de rubor,
que me vuelvo a los hombres y repito:
¡He dado el corazón!-
Alfonsina Storni
Imágenes: Pinturas de Jhon Bagnold Burgess (Inglaterra, 1829-1897)
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
twitter@quiquedelucio
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