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martes, 17 de septiembre de 2013

Canción de febrero

                                                      Jorge Valdés Díaz-Vélez

Poeta mexicano nacido en Torreón, Cohahuilla, en 1955. En 1985 fue merecedor del Premio Latinoamericano Plural de poesía de México y en 1988 obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes. Es autor, entre otros, de: "Voz temporal" (1985), "Cuerpo cierto" (1995), "La puerta giratoria" (1998), "Jardines sumergidos" (2003), "Nostrum y Naturaleza" (2005), "Los alebrijes" (2007), etc. Se le otorgó en España el Premio de Poesía "Miguel Hernández" en el 2007.


                               
                                          "ella besó en la rosa
                                          (su sombra fue una espina
                                          brutal y femenina),
                                          la imagen de otra rosa"



CANCIÓN DE FEBRERO    poesía de Valdés Díaz-Vélez


Leve y triste la tarde se retira
contigo hacia el crepúsculo y las horas
empiezan a doler en las distantes
repliegues de la sábana. De pronto
la noche ha regresado y es difícil
no pensar en tu boca momentánea
o en las altas comarcas de tu pueblo
en lienzos de algodón en alabanza.
Ahora que no estás, vuelvo a mirar
el rayo que dividen tus pestañas
y el estremecimiento de tu espalda
moldeándome los brazos, la sonrisa
de sexo en los vértigos del labio,
el instante fluvial de tu alegría.
A lo lejos respira el mar, asciende
la blanda superficie su clausura
bajo un raso de líquidos cristales.
La noche sin tu piel crece más honda
por las calles donde asperjas la lluvia.
En silencio te recuerdo, muchacha,
con las últimas brasas que se apagan
contra el pecho del cielo, palpitando.-


EL OLIVAR

No diré la oración que se pronuncia
en otras ocasiones como ésta.
Yo he venido a enterrarte. Y mi silencio
es el otro lugar a donde has ido.
Porque no hay más verdad que tu memoria
y nada por decir que no conozcas.
Acaso alguna imagen te devuelva
la sombra original, agua de jarro
en labios de tu sed, tal vez las flores
que incendiaban la estancia con luz pura,
la terca evocación de sus corolas
detrás de un ventanal, entre las líneas
de Ungaretti o Cernuda que olvidamos.
Pero todo es real y es diferente
el aire que respiro aquí, tan fuera
de tu aliento y sus raíces. Mañana
llamarán por teléfono y seguro
alguien dirá que no, que no has llegado.
Seguirá el valle gris con sus olivos
resecándose al sol como si nada
tuviera sucesión, y será en vano
que pregunten por ti. Tú habrás partido.-


FORMAS MIGRATORIAS

Aprendimos a amar a cuentagotas
esas pequeñas pausas que el chubasco
viste para inundar puertas afuera
la soledad, la rama entre violeta
y ocre de las tardes, el murmullo
semántico del cielo. En este orden
hemos desdibujado la distancia,
la longitud sin proporción, las líneas
que relacionan a las cosas. Breves
lagunas de aire, esos segundos quiebran
el ambiguo concepto de equilibrio
que en el agua subyace y se sostiene
al igual que otra voz dentro del fuego.
Cuando escampa y la tarde se armoniza
en su limpia explosión de veladuras,
aprendemos los mínimos rumores
donde irrumpen cenizas desmemorias.
Con ellos construimos este cuarto
que está lleno de música y de vítreos
aromas de jazmín o extranjería.
Nociones y raigambres que se agolpan
y edifican un óvalo sonoro,
un punto de llegada, otro pretexto
condenado a palpar nuestra garganta
para oírnos decir: amo esta lluvia
cuando cesa y podemos escucharla
recoger un país bajo la tierra.-



                                           Jorge Valdés Díaz-Vélez





Imágenes: pinturas de John William Waterhouse   (Inglaterra, 1849-1917)


Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
twitter@quiquedelucio

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