Heberto Padilla
Poeta cubano nacido en Pinar del Río, en 1932. Estudió Derecho y Filosofía en la Universidad de La Habana, brillando desde muy joven en el panorama intelectual de su país. Publicó su primer libro de poemas en 1948 "Las rasas audaces", obtuvo el Premio Casa de las Américas por su libro "El justo tiempo humano". En 1966 le fue otorgado por unanimidad el Premio Nacional de Poesía. Parte de su obra está contenida en los volúmenes "El hombre junto al mar" (1981), "Un puente, una casa de piedra" (1998), "Provocaciones" (1973), etc. Es una de las figuras más relevantes de la poesía cubana contemporánea. Falleció en Estados Unidos, donde se había radicado, en septiembre de 2000.
"De un rumor
creciente y voluptuoso
se llenan para mí los días
para el inevitable maleficio"
LA VOZ poesía de Heberto Padilla
No es la guitarra lo que alegra
o ahuyenta el miedo en la medianoche
No es su bordón redondo y manso
como el ojo de un buey
No es la mano que roza o se aferra a las cuerdas
buscando los sonidos
sino la voz humana cuando canta
y propaga los ensueños del hombre.-
ENTRE MARZO Y ABRIL...
Entre marzo y abril está mi mes más cruel
Apretado a tus brazos
ascua feliz
el más tierno y salvaje
te dije:
estos tienen que ser los brazos del amor
Puse tus ojos y tus labios abiertos
debajo de los míos
y caímos cantando en el sofá
fue la última vez en que pudimos amar
sin sobresaltos.
y en vez de libros
flores
y un hechizo calcáreo en la pared
con manchas
y la espuma de los muebles de mimbre
orleando tu aurora
abriendo abanicos de fuego
lanzallamas
y un cielo
y una constelación que se agigantan
muslos y miembros inmortales
y mi oído en tu vientre
donde te late un nuevo corazón
y en tu entraña
ahora estás embarazada
en la abertura exigua de cada poro
el eterno deseo
la única escritura digna de nuestros nombres
y el retrato de Marx
junto al de nuestros padres
implorando
que arranquemos del mundo la tristeza
Nos alzamos
nos vestimos
le arrancamos al mundo la tristeza
sonreímos
te sentaste a mi lado
me miraste
y yo
el escueto y lógico
te grité
fuego mío, bruñido por la vida
laurel invulnerable
tacto
jadeo
gozo
Algo de eso te dije o te grité
con el horror de que pudieran acabarse
de pronto las palabras
Y continuábamos desnudos
Nadie que no seas tú
podría plegarse a la modulación
urgente de mis días
te dije
en realidad quería susurrarte mis años
pero eso te alegró
y te dormiste
protegida
confiada
los libros
y la ropa
por el suelo
Cuando duermes parece que te ahogas o sufres
Me das miedo
Ése era yo
tú describiéndome
asustada con mi respiración
De modo que esperé a que durmieras
mucho rato
para que nadie pudiera despertarte
nunca nada ni nadie
animales del siglo
enlazados desnudos
y el mundo entre los dos
¿o una cara del mundo?
¿Pero cuál?
Luego fueron zapatos burdos
apresurados
no en la yerba
en el suelo
en la penumbra
en el amanecer
yo vistiéndome adormilado
oyendo
no tu respiración
sino la orden
la más humana
desvistiéndome luego en otro sitio
audible de las voces
vuelto a vestir
con una tela del color de la tierra
un efecto sencillo en una sinfonía
Adelante camina
la más humana
de las voces
Golpetazos
aullidos
Yo subiendo
bajando escaleras
del color de la tela
Puertas
abriéndose
cerrándose
entre marzo y abril
un golpe de metal sobre metal
una cara del mundo.
¿Pero cuál?
Un mes oculto entre otros dos
¿el más cruel? ¿el más fiel?
Y la pared garabateada a punta de cucharas
nombres
fechas
despedidas
pedazos de oraciones
La litera es también color tierra como la tela
El techo y la letrina son también muy oscuros
del color de la tela.-
(de "El hombre junto al mar", 1981)
Heberto Padilla
Imágenes: pinturas del artista italiano Amedeo Modigliani (Livorno, 1884-París, 1920)
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
twitter@quiquedelucio
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