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domingo, 28 de septiembre de 2014

Brisa en la piel


Cuarto año de una antojadiza antología de la poesía universal de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Esta pretende ser una antología cuyo sentido radica en la actividad del lector, en su lectura que organiza los textos como un proyecto de su propia aventura y goce creadores. Difundiendo a los hacedores, respetando el derecho de autor.



                                                           Mario Calderón

Poeta, narrador y ensayista mexicano nacido en noviembre de 1951 en Timbinal, Guanajuato. Es maestro en Literatura Iberoamericana y tiene estudios de Doctorado en Pensamiento y Cultura en América Latina. Ha publicado los libros de poemas: "Después del sueño" (1976), "Viaje a la otra parte del mundo" (1880), "Lascas y poemas" (1984), "Trueno del temporal" (1996), "Hálito del origen" (2001) , "Naturaleza viva" (2002), etc.


                                            "Al contacto de otras vidas olvidé la mía,
                                            mis montañas nevadas
                                            y lo inmaduro de mi higo
                                            para ser un solo cuerpo: la familia"




CON BRISA EN LA PIEL

Fui destinado para desearla.
La imagino igual a mi terruño:
regreso luego de muchos años
penetro entre los árboles
recorro senderos viejos;
es el mismo paisaje.

Con brisa en la piel
jugaba en los arroyuelos
en los paninos
o en la sabana
iniciaba en las laderas
subía a la elevación más alta
-De ahí se dominaba la comarca-
y mientras mis cabritos pastaban
entonaba una estrofilla
con una flauta de arrizo.

Gozaba su cabellera esparcida
su sembradío de tierno elote.

Me alejaba, sufría del despegue
y de nuevo me saciaba en sus ojos de agua.

Apreciaba sus montañas
conocí sus depresiones
y cuando las ranas
anunciaban la lluvia
en los estanques
adivinaba de donde provenía el aire.
(Tenía para mi la fe de hermanita
y yo la conservaba mimada)

La tomaba de la mano
y ascendíamos el monte
-con nuestros jugueteos
se elevaban los pájaros-
le hacía las cosquillas
y soltaba carcajadas  de cántaro.

Sentíamos miedo de llegar tan lejos:
Entre madroños y encinas
se perdía el horizonte
-Estábamos en la orilla del mundo-
Conocimos al sol naciendo
otra luna roja y enorme.

Era improbable en nuestro berbecho
encontrar alguna víbora.
En nuestras salidas recogíamos sólo violetas
paloma, boquita de pitahaya:
La tengo consentida.-


MI MUJER

La observé cerca:
mujer de trazo leve
y con gracia.
Su semblante
un espejo lucía
de agua.
Y en claroscuros
del momento
la vi reverberarse
tierna
y soñadora
y comprensiva.
Parecía hermosa
y cuando la poseí
constaté que lo era.-


FUGA EN DO MAYOR

Llegaré diez minutos tarde a la clase
me sentaré donde mismo
pero a ella no voy a mirarla.
Alguien me dirá que estoy triste
pero yo no les diré por qué
ni que me daño como lima
y me deja morir
ni siquiera que su verdadero nombre
es re-a-li-dad
aunque deba callarme
que en su talla la firma de Donatello
resulta posible
o que soy buzo
y como a coral procuro sofisticarla por las noches
o que igual a Quevedo
              ¡la amo y la odio!
o que en definitiva soy protestante
aunque comprenda
que al llegar a su entrepierna
la noche de San Bartolomé
se me oscurece.
Y en el Templo Mayor
la pongo al vivo rojo
la desalivo
la desgañito
y a punta de pedernal
araño por su vientre
para arrancarle el corazón
caliente
y correr por las calles
celoso
amante
desenfrenado por la Avenida Independencia
por Paseo de la Reforma
y llegado al monumento a la Revolución
le doy vueltas
y levantando los brazos
                     se los ofrezco
y les digo
que ese es mi cuerpo
ésa mi sangre
y que así todos los viernes
hagan lo mismo en mi memoria
¡ah! pero soy tan sentimental
que seguramente
el dos de noviembre
entre la mariguana
voy a bailar
en su memoria
un rock fúnebre
al ritmo de Eric Burdon
y los animales.-



                                                                 Mario Calderón




Imágenes: Pinturas de Marie Louise Elisabeth Vigée-Labrun  (Francia, 1755 - 1842)




quiquedelucio@gmail.com

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